- Puede ser. No me interesa.
- ¿Perdiste la fe?
- Nunca la tuve.
Suena el saxofón hipnótico de Trane, imperceptible al hoyo negro que es la sociedad. Se levanta de su sillón que queda en una penumbra misteriosa, casi mística. Saca de su cava una botella de vino Donelli y una de Jerez. Sirve en una copa el Donelli y en otra el Jerez.
A ella le gusta lo dulce, así que le entrega la copa de Jerez. Ella no hace ningún movimiento, está enojada por sus respuestas, pero ¿qué puede hacer?
-Vendrán por nosotros.
- Sí, pero el poder es transitivo. Por eso ni me molesto en moverme. Los ideales por los que luchan ahora y sus gritos de libertad en unos meses se convertirán en sus enemigos. Y los que ahora defienden atacarán y viceversa.
- Eres un cínico.
- Puede ser, la verdad no me interesa. Todos luchan por el poder, es el único ideal hoy en día. La cacaraqueada libertad, el eufemismo ese que denominan igualdad,no son más que palabrería barata, justificaciones de su sed de poder.
- ¿Y tú qué haces?
- Nada. Y no me arrepiento. Decía Handke que el hombre en la falta de acción es cómo mejor puede desarrollarse. La reflexión en estático.
- Es una idiotez.
- Puede ser.
- ¿Me estás diciendo que no tienes ningún ideal? ¿qué no tienes nada por qué vivir?
- Sí. La vida es absurda.
Ya vienen- dice alterada. Es como aquel relato de Sartre, El Muro. La angustia se apodera de ella. Se da cuenta de la intrascendencia de su vida. Termina su copa de Donelli y le sube al volumen al estereo.
Suena While my lady sleeps. Así terminará.Así terminaré.
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